La niña se sometió a una intervención para instalarle su segundo implante coclear para que pudiera oír y su padre decidió pasar por el trance con ella tatuándose en la cabeza el aparato.
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Alistair Campbell vive con su mujer Anita y sus tres hijos en Taupo (Nueva Zelanda). La pequeña, de seis años, ya ha pasado pordos operaciones para instalarle sendos implantes cocleares.
En la segunda ocasión, su padre no ha querido que la niña pasase por eso sola, ni que se sintiera como un bicho raro. Para lograrlo, ni corto ni perezoso se rapó la cabeza y se tatuó tras la oreja el mismo aparato que lucirá su hija a partir de ahora.
Es el primer tatuaje que se hace, según ha declarado Alistair al New Zealand Herald. "Mi amor por ella es de verdad y para siempre, el pelo volverá a crecer", apunta, porque su intención es dejarse crecer el pelo y afeitarse en ocasiones especiales o cuando Charlotte quiera verlo.
La niña cuando lo vio de esa guisa se rio, lo tocó y le dijo que era muy guay, según ha contado el padre, aunque Anita, la madre, cree que es demasiado pequeña para comprender el verdadero alcance del gesto de su padre.
Donde sí lo han captado al instante ha sido en las redes sociales. Alistair publicó la foto en su perfil de Facebook y rápidamente se ha hecho viral y se ha compartido miles de veces por todo el mundo.
Los dos esperan que el implante que le han puesto a Charlotteayude a mejorar su calidad de vida. Ambos han sufrido mucho con la niña, a la que primero le dijeron que tenía una deficiencia auditiva leve.
Más tarde descubrieron que Charlotte era sorda profunda de su oído izquierdo y que tiene una enfermedad que limita la capacidad del derecho de transmitir el sonido a su cerebro.
La madre de Anita también tenía un implante coclear y su hermano Lewis, de 8 años, lleva audífonos, pero tanto él como Charlotte llevan una vida normal gracias a los avances de la ciencia.
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